La ciudad, espacio en constante construcción


“Lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente” 
 (Michel De Certeau. La invención de lo cotidiano, artes de hacer)

  
by lenys lópez taborda
Al viajar a través de la ciudad, sea cual sea está, encontramos dentro de ella, formas de organización, de percepción y de poder que se configuran y se establecen en vinculación a procesos sociales e históricos, a partir de los cuales se han generado estructuras urbanas, que se fundamentan en la experiencia y muchas veces ligadas a una intención estética, en busca de engendrar una experiencia de habitar, de interacción e intercambio de mensajes dentro del entorno urbano, que de alguna forma funda una tensión entre realización y expresividad, a partir de esta problemática urbana, se podría pensar las sociedades urbanas como lenguajes; como señala Mela(1), pensar en la ciudad como un lugar donde ocurren tanto fenómenos físicos como expresivos, que establecen un modo de ocupar el espacio1, creándose una tensión con la racionalización, en relación a la constitución del orden dentro de un territorio urbano, a la crisis y surgimiento de la ciudad, al aumento de códigos comunicacionales, este es un aspecto importante dentro de la reflexión sobre lo urbano, y como se está construyendo esté. 

En un principio, la ciudad es un lugar de visibilidad que se funda en la comunicación y la experiencia, en donde la presencia que hace lo estético en la urbe, puede de alguna forma aproximarnos a la dimensión cultural y social de las ciudades, a pesar de que estas se encuentran en constante mutación, se podría hacer un acercamiento a las nociones, tácticas y estrategias a partir de las cuales se generan practicas que se instalan en lo urbano, y que rozan los límites del arte y política. Me refiero a estos límites, ya que la ciudad se ha convertido en un espacio donde se abren paso narraciones, relatos, en donde se establecen formas de decir, a lo que De Certeau llama “maneras de hacer”, la cual tomo como una posibilidad para contar las practicas que se configuran en la ciudad, a partir de un lenguaje visual no oficial y el conjunto de percepciones, sensaciones y afecciones que fundadas intrínsecamente en la experiencia, modifican las formas de orden instituidas desde la racionalidad para la ciudad, así como acercarme un poco a la reflexión de cómo estas prácticas abordan la ciudad, derivando esto en aproximaciones sobre cómo se construye la ciudad contemporánea?, tomando en consideración reflexiones provenientes de diversas vertientes. 

Con la pretensión de abordar determinadas prácticas realizadas en el contexto urbano, en las que de alguna forma se re-acomoda o se modifica este contexto, desde un posicionamiento que se funda en el hecho de abrir nuevos sentidos que se revelen contra lo establecido, como una forma de inventar caminos en la ciudad, y afectar el tiempo y el espacio, provocando dentro de la experiencia del habitar y el andar momentos o instantes que se podrían considerar poéticos, y que producen cierto extrañamiento, cierto despertar dentro de la cotidianidad, propongo un ejercicio de pensamiento, fundada en una forma de intersticio social, como lo propone Bourriaud, que se nutre en este caso de las circunstancias físicas que ofrece la ciudad, y se presenta como una experiencia que debe ser vivida, generando así un tipo de vínculos entre el transeúnte y el espacio. Y que además, conlleva abrirnos a la reflexión de que es la ciudad?, como se construyen los imaginarios urbanos?, sobre lo instituido y lo instituyente en la cultura urbana y en el patrimonio.

Pienso que para emprender un acercamiento a las prácticas artísticas que se desarrollan en el contexto urbano, el punto de partida inicial se encuentra en revisar algunas nociones antropológicas, sociológicas y filosóficas en relación al contexto urbano, un territorio que ha pasado a convertirse en el tablero de operaciones construido o proyectado discursivamente desde las estrategias del poder(2), como señala Carrillo, el espacio pasa a ser una construcción generada a partir de la acción, interacción y competición entre distintos agentes, estos agentes podríamos plantearlos desde dos nociones que he señalado anteriormente; lo instituido y lo instituyente, vinculando la noción de lo instituido al patrimonio visible, tangible de la ciudad y la noción de instituyente a lo creativo que se apoya en algo instituido a partir de lo cual se puede imaginar, fundándose en la reinterpretación, reelaboración del patrimonio visual en función de lo actual(3), tomando en cuenta que lo actual es un momento de transición. 

En cuanto a las diversas contribuciones que he encontrado en relación a la ciudad, estas han abierto algunos caminos para afrontar este territorio desde la práctica artística, que me han permitido vislumbrar el conjunto de consideraciones, posibilidades y riesgos que ofrece el contexto urbano. Podría establecer como aspecto inicial la posibilidad de visibilidad que da la ciudad, que de alguna forma se encuentra vinculada a la de actualidad, y que conlleva lo que había indicado arriba sobre la transición, lo que hace que constantemente se esté re-acomodando, modificando la ciudad en estrecha relación a las formas de vida y usos del espacio; lo cual constituye una forma de hacer política, refiriéndome puntualmente a las practicas estéticas que intentan crear una pequeño disturbio, o una pequeña zona de resistencia dentro la megalópolis que es la ciudad contemporánea, en un afán de inventar caminos, cambiar los recorridos y establecer puntos de referencias dentro de la ciudad con una intención estética, dando lugar a desbordar de una forma temporal el orden y legalidades instituidos para la racionalidad de la ciudad, pienso que la sensación que se genera, es la un cierto extrañamiento o sorpresa en los recorridos, que implica el encuentro a lo particular de ciertas historias o luchas, lo cual intrínsecamente se encuentra ligado a la formulación de experiencias políticas en el marco de experiencias estéticas dentro de la cotidianidad. 

Otro enfoque que me parece relevante es el de la ciudad como generadora de formas de comunicación específicas, y consustancialmente de sociabilización, a partir de las muchas representaciones e imágenes presentes, definiéndose así como un conjunto complejo de interrelaciones entre el espacio, acciones y actores; en donde el rol del contexto espacio – temporal podría ser comparado con la de un escenario teatral, como señala Mela, semejante al escenario, los elementos son analizados en base a su simbolismo y a partir de esta característica son tomados como términos de referencia de la acción(4). 

Y así, la ciudad con una gran capacidad de establecer vínculos comunicativos, en la cual emerge un espacio de sociabilización, se implicaría igualmente en el proceso de construcción de sujetos, a través de las percepciones que la ciudad alimenta, y en la forma como se construye el imaginario urbano colectivamente, se podría decir que los sujetos sociales circunscriben la lectura que dan a la ciudad, como un importante referente de su experiencia existencial, negociando percepciones y vivencias en el habitar cotidiano. 

Produciéndose una modificación de la mirada, lo que Raciere define como micro-situaciones, en donde la re-disposición de los objetos y de las imágenes que forman el mundo común ya dado, tienden a modificar nuestras actitud con respecto al entorno colectivo, y de alguna forma contribuyen a formular un imaginario urbano que está en constante transición. 

Esta re-disposición de los lugares, parte de un juego de visibilidad, que podría constituirse como una forma de ocupar un lugar, ya que plantea la redistribución material y simbólica de relaciones entre cuerpos, imágenes, espacios y tiempo(5), ligado a la cuestión de lo común, pero alejándose en el caso de las practicas estéticas en la ciudad, a una estado de imposición o de ordenamientos planteados como lo hace el lenguaje visual oficial, aquí la política deviene de “...reconfigurar la división de lo sensible, en introducir sujetos y objetos nuevos... la de una política del arte que consiste en interrumpir las coordenadas normales de la experiencia sensorial...”(6), y retomando un poco las posibilidades de visibilidad que ofrece la ciudad, el arte que interviene en el contexto urbano, constituye dentro de lo que Ranciere llama la división de lo sensible, una especie de fisuras, interrupciones que genera ciertas proposiciones de juego en el espacio, entre la visibilidad y la invisibilidad, lo cual deriva en la autonomía de la experiencia sensible que se propone en la ciudad, en la que emerge la posibilidad de emancipación, y que se establece mediante una acción política que involucra nuevos actores y nuevas prácticas, a través de la constitución de una esfera especifica con una determinada reconfiguración. 

Representa de alguna forma una ruptura con el mundo, mediante creaciones que prefiguran otro mundo, que podrían traducirse como pequeños espacios de resistencia, que a través del establecimiento de nuevas formas de visibilidad, emprenden redescubrimientos estético y ocupaciones de carácter político, que como señala Holmes(7), establece un paisaje de mentalidades, emergiendo así, un territorio de posibilidades que conlleva el cambio del mapa social, aquí Holmes se refiere puntualmente a las prácticas artísticas activistas, me atrevería a pensar el arte urbano como una práctica activista, por la apertura y expansión de territorios que produce, de carácter afectivista en el que se elaboran, construye y modulan nuevas configuraciones, en el que intervienen códigos culturales. 

Ya planteados algunos puntos que me parecen iluminadores para aclarar un poco el asunto, a partir de ciertas nociones que he tanteado en vinculación al espacio urbano, tales como la de visibilidad e invisibilidad, lo instituido y lo instituyente, actualidad y transición, pasare a revisar ciertos planteamientos que pienso podrían servir como una especie de instrumentos conceptuales, con el fin de comprender el rol que juega el espacio urbano, las alternativas de acción que este ofrece y la estimación de los posibles agentes que favorecen o dificultan las acciones u operaciones en relación a la articulación espacio- temporal, en busca de precisar algunas claves o vías fértiles, para entrar en el juego de posibilidades que ofrece el tablero de operaciones que constituye la ciudad, desde una práctica artística, como el arte urbano. 

(1)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, 
artículo publicado en la revista Dialogo N# 23
(www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(2)Carrillo Jesús, Espacialidad y arte público, de Modos de hacer, esfera pública y acción directa. 
Ediciones Universidad de Salamanca. I edición, enero 2001. Salamanca – España 
(3)García Canclini Néstor, Imaginarios Urbanos, Euseba Editorial de Buenos Aires, 1999
(4)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, artículo publicado en la revista Dialogo N# 23 (www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(5)Ranciere Jacques, Sobre políticas estéticas, Museo D’Art Contemporani de Barcelona.
 Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona, Bellaterra (Cerdanyola de Vallès), 2005. 
(6)Ibíd. 
(7)Holmes Brian, Manifiesto afectivista 
(www.des-bordes.net/desbordes/pdf01/brian%20holmes.pdf)

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