Rasgos marcadores y territorio

FINALFRONTIER DESIGN
Para entender un poco la operatoria, a través de la cual el medio urbano se transforma en un medio expresivo y con un carácter intersubjetivo para los sujetos, pienso que resulta pertinente revisar lo planteado por Kevin Lynch(1), el cual establece una descripción    del modo como el ciudadano articula una relación con la ciudad en correspondencia a los elementos que actúan como significadores, en el sentido de cómo los sujetos llegan a significar ciertos signos o figuraciones al recorrer la ciudad, Lynch esboza que dentro de la urbe, se presentan ciertos “rasgos marcadores”, con esto trata de referirse a signos que pueden ser descifrados y reconocidos por la gente en los diversos medios expresivos dispuestos en el espacio urbano, y que establecen una mediación entre lo particular y lo general, entre lo micro y lo macro, el orden y la arbitrariedad.

Discerniendo en esta idea de “rasgos marcadores” de la ciudad, constituirían todos aquellos signos relacionados con el uso de los suelos, transporte, actividades, formas arquitectónicas, elementos de publicidad y dentro de este abanico de rasgos marcadores, el arte en el contexto urbano también se ha configurado como un signo significante dentro de la ciudad, estableciendo huellas, marcas en el mobiliario y en las estructuras espaciales, creando territorios dentro de la ciudad capaces de producir intersubjetividades que construyen referentes culturales transcendentes dentro de la vivencia cotidiana, donde se articula un argumento, y que en el caso de un arte desarrollado en contexto urbano que involucra referentes sociales y políticas, podría llegar a encarnar un significado colectivo compartido.

A través del acercamiento a la teoría de la imagen urbana, de Lynch y recurriendo a la semiología del espacio urbano, pienso se abren ciertos espacios para pensar y entender el rol de los nuevos signos y funciones urbanas, dentro de estas el arte urbano, como un modo de intervención y de comunicación visual que puede llegar a transformar las imágenes urbanas rutinarias en experiencias espaciales y estéticas. Entendiendo que dentro de la organización instituida en la ciudad, por el diseño urbano que aspira a regular las formas de usos y de entender el espacio, surgen en la megalópolis contemporánea estos nuevos signos urbanos que derivan de prácticas artísticas en las que ocurre “un cruce de las propiedades del espacio y el tiempo... practicas time – especific , como respuesta al arte site – especific, y por la introducción en la composición de las obras, de figuras tomadas del desplazamiento espacial”(2), y que actúan en el caso del arte urbano, y podría decirse que puntualmente en el sticker, como un organismo viviente, con una gran capacidad de mutación y de conectarse con la ciudad, generándose un movimiento continuo, un constante trafico de signos no oficiales, en el recorrido de la urbe.

Esta    tendencia    al desplazamiento espacial, a la    errancia,    apunta Bourriaud, guarda relación con la definición de la modernidad    baudeleriana ajustado a lo urbano en la ciudad contemporánea, el artista retoma la figura del flâneur,    adaptándose    al movimiento, a lo fugitivo y a lo infinito, estableciendo un vínculo significativo entre el individuo, la colectividad y el espacio.

Representando así, “...la errancia una interrogación política de la ciudad, es escritura en marcha y critica de lo urbano...fundamenta la estética del desplazamiento” (3), esto de escritura en marcha a lo que hace alusión Bourriaud, pienso que es una frase que contribuye a ilustrar eficazmente, el potencial de establecer diálogos que conlleva la estética del desplazamiento, tan presente en las practicas contemporáneas, en busca de explorar territorios más fértiles, como es la ciudad, donde la obra se expande, adquiere nuevas propiedades. 

Siendo capaz de conectarse con el espacio y con los diferentes relatos, y a la vez sobre escribir en estos, generándose cartografías alternativas y temporales, que se ajustan al ritmo que impone el mundo contemporáneo, estimulado por una mezcla de influencias y de cambios rápidos, en el que constantemente se abren nuevos diálogos, a este potencial que conlleva está estética del    desplazamiento, Bourriaud la designa como radicantidad; en donde la experiencia del espacio va tejiendo un entramado, una densa red, en la cual el espacio contemporáneo se deja ver “...como una extensión de cuatro dimensiones, en la que el tiempo es una coordenada del espacio...”, tomando figuras, formas y métodos del viaje, y asumiendo algunas veces el rol de un antropólogo, un arqueólogo, un etnógrafo o un explorador, abordando la ciudad no solo desde una intención estética, sino también desde una investigación social, como un espacio de aparición, de intercambio, con una dinámica desbordantemente veloz, como un lugar que puede generar muchas sorpresas y nutrir de forma sorprendente las prácticas artísticas, tomando en consideración que “...las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; pero también son lugares de trueque..”(4)

Estableciéndose un intercambio, un trueque entre lo físico y lo simbólico de la ciudad, transformándose así, en un escenario de un efecto imaginado, ya que cada ciudad tiene su propia estilística, dentro de la cual se produce una relación, en la que lo físico genera efectos en lo simbólico y viceversa, alterándose constantemente sus representaciones, relatos, modificando la concepción del espacio y generando reacciones diversas; en donde también las expresiones presentes en la urbe, los espacios de ficción construidos a partir de la correlación entre físico y los simbólico, contribuyen a la construcción de una mentalidad urbana, generando afectos en la percepción de las calles y del entorno cotidiano, en la que interviene el ritmo, el tiempo, la construcción de un espacio simulado, publicidad, avisos callejeros, vallas y el arte urbano entre estos, empiezan a constituirse en elementos a partir de los cuales los sujetos que atraviesan el espacio, producen imaginarios y puntos de referencias del espacio.

(1) Lynch Kevin, la imagen de la ciudad, editorial Gustavo Gili, 1 edición, 1998, Barcelona
(2) BourriaudNicolás,radicante.AdrianaHidalgoeditoraS.A.(trad.)MichéleGuillemont,Buenos Aires, Córdoba, 2009
(3)  Ibíd.
(4)  Calvino Italo, Las ciudades invisibles, editorial Siruela, primera edición, Madrid, 1998