Lo urbano, lugar donde se establece un dialogo...

JR. Rio de Janeiro
Al hablar de lo urbano, de la ciudad, se produce un flash que me lleva a pensar inminentemente en el espacio público, en lo público como lugar, dentro de los estudios culturales urbanos que he podido revisar se plantea un término común, el de imaginarios urbanos, como un modo de aproximarnos a la comprensión del espacio público,este término posee cierta capacidad proyectiva que me ha cautivado, y que para el fin concierne, fundamentar artísticas realizadas en el contexto urbano, me facilita visualizar la ciudad como un escenario plural, comunicacional y descubrir posibles sistemas de construcción para la mirada de la ciudad desde una intención estética. En esta tarea, me he topado con la metáfora de cartografías urbanas, de la cual florecen una serie de términos, como itinerarios, recorridos, espacio narrativo, relatos; uno de los textos que me ha permitido acercarme a la experiencia que proponen prácticas artísticas, como el arte urbano, ha sido “la invención de lo cotidiano, aquí, De Certeau aborda a los practicantes ordinarios de la ciudad, las tácticas que estos emplean para poder circular, “procedimientos multiformes, resistentes, astutos...”(1), reivindicando así, los itinerarios, todo esto con la voluntad de construir una teoría de las practicas cotidianas, situándose desde la perspectiva de los sujetos, con el objeto de observar las formas de fuga que formulan estos actores.

Estas fugas, son prácticas que de alguna manera dejan marcas en el sistema, De Certeau, engloba estas prácticas en la figura del consumo, de donde surgen toda una serie de acciones anónimas y múltiples, en un tentativa por iluminar los modos en que los sujetos hallan grietas donde operar, puntualizando más que en los sujetos, en las operaciones que estos efectúan, siendo uno de los aportes fructíferos y que puede ser trasladado, a la reflexión de las prácticas artísticas desarrolladas en el contexto urbano, el de tácticas y estrategias. Concibiendo De Certeau, a las estrategias como formas que organizan el espacio y el tiempo cotidiano y las tácticas a la inversa, como una práctica de desvió, practicas fugaces que aprovechan el tiempo y las fisuras del sistema y que dependen de la astucia. Estos modos de empleo a las que De Certeau denomina “maneras de hacer”, fundan un espacio de juego, donde el desplazamiento marca la pauta de las dinámicas resultantes, generando movimientos diferentes, trayectos que se dibujan dentro de la ciudad, y que establecen un relato dentro de las tramas sociales, pienso aquí en las astucias, a los comportamientos irregulares que pone en práctica el sujeto común, así como el artista que interviene en el contexto urbano, para poder circular por la ciudad, estas tácticas generan relatos del territorio, de zonas especificas, relatos de circunstancias, dinámicas, patrones, rutinas de usos de ciertos espacios, pautas o trucos de cómo entrar y salir de ellos.

Aquí me refiero a la ciudad vivida, la cual a partir de las normas y textos proyectados por las estrategias de ordenamiento que implementan los arquitectos y urbanistas, se funda paralelamente otro tipo de ciudad creada por los sujetos que la habitan, jugando y produciendo trayectos múltiples y heterogéneos, alterando desde allí la cartografía urbana. Con respecto a las estrategias programadas desde el poder, como lo plantea De Certeau, su punto de focalización apunta sobre las operaciones, la organización y usos de los espacios, las apropiaciones y desvíos que se generan dentro de los límites de los dispositivos, dentro de estas operaciones se produce cultura, una cultura en plural, la cual supone tres dimensiones; la oralidad, la operatividad y lo ordinario(2), planteando lo oral en el espacio de lo comunitario, del intercambio social cotidiano; la operatividad la cual se conceptúa en base a las operaciones de los sujetos, lo cual implica un gesto estético y ético; lo ordinario que refiere al consumo que se comete en la vida cotidiana de modos casi invisibles.




(1)De Certeau Michel, La invención de lo cotidiano, 1 las artes de hacer. Traducción de Alejandro Pescador, Universidad Iberoamericana, Instituto tecnológico y de estudios superiores de Occidente, 2000, México D.F. 
(2) De Certeau Michel, La cultura en plural, (trad.) Paredes Rogelio. Nueva Visión, 1 edición, Argentina


La ciudad como espacios imaginados

by lenys lópez taborda
La ciudad, ha sido frecuentemente abordada desde la perspectiva sociológica, como un lugar en donde la industrialización ha representado el agente dinámico para su desarrollo y expansión, ubicando así, a la ciudad como un lugar de alta concentración de la interacción social(1), dicha interacción ha dado paso a un otro modelo de relaciones, asentado en la trama de comunicacional que se genera en lo urbano, que según la presunción de García Canclini, pasa a constituir el agente ahora dinámico en la ciudad contemporánea, que produce las grandes modificaciones en la geografía de la ciudad. Es decir, la ciudad constituye un espacio comunicacional dinámico, que esta intrínsecamente ligado a la noción de visibilidad y experiencia, este dinamismo a permitido entreverlo como un territorio fértil para la experimentación artística, insertándose así, el arte en un circuito público que le ha permitido expandir su audiencia.

Pero como podemos entender este territorio, existen un conjunto de aproximaciones en torno a establecer una posible definición de la ciudad; la histórico – territorial, la ciudad industrial y la ciudad informacional o comunicacional, es un poco complicado, ya que cada uno de estos enfoques dejan cosas fuera, entonces creo que sería fallido tomar una dirección puntual, hacia algunos de los enfoques establecidos, me inclinare a abordarla como un espacio de coexistencia, en donde se vive “...la tensión entre distintas tradiciones que todavía no se van; tradiciones barriales, de forma de organización y estilos de comunicación urbana..."(2), un espacio multitemporal donde se produce una interacción de actividades y culturas dispersas, en el que la velocidad y las estrategias adquieren un papel determinante en el engranaje de sistemas sobre los que funciona la ciudad.

Para establecer qué tipo de actores o sujetos, emergen en este panorama que se ha esbozado de la ciudad contemporánea, García Canclini se inclina a pensar en individuos híbridos, los cuales aprovechan varios reportorios, y por lo tanto ampliándose las posibilidades de dichos sujetos de participar en escenarios distintos, que no siempre son compatibles, a raíz de esta idea de individuos híbridos, pienso se podría trazar una línea de correspondencia con las prácticas artísticas y culturales, es decir, la urbe contemporánea exige de los individuos que la habitan nuevas competencias y estas a su vez, demandan nuevas prácticas evidentemente contagiadas de este carácter hibrido que poseen estos nuevos actores, practicas en las que se esbozan tres elementos principales estructuras urbanas, sujetos y experiencia, dentro de una ciudad videoclip, en la cual coexisten a un ritmo acelerado un montaje de culturas diferentes, lo que genera múltiples imaginarios urbanos, los cuales nutren fértilmente las posibilidades de experimentación artística en el espacio urbano.

A partir de la experiencia física de la ciudad, de la velocidad, del viaje puntualmente a través la urbe, construimos suposiciones de lo que vemos, imaginamos mientras viajamos, este imaginario surge de una interacción real, el cual tiene una cuota de evasión y fugacidad; así García Canclini plantea pensar la ciudad, como un lugar para habitar y para ser imaginado, cargándose de fantasías heterogéneas, “...la urbe programada para funcionar, diseñada en cuadricula, se desborda y se multiplica en ficciones individuales y colectivas..."(3).

Este enfoque me parece sumamente fértil al momento de abordar la ciudad desde la práctica artística, abre vías posibles sobre como interferir eficazmente en este territorio, pone sobre la mesa un punto que pienso es certero, el hecho de que la ciudad también se configura con imágenes, y estas, conllevan a relaciones imaginarias que se producen a partir de las estructuras urbanas físicas, de las que tomamos escenas o instantes, operaciones de fragmentación que elaboramos al andar, elaborando así, mitos, suposiciones, interpretaciones sobre las cuales se arman versiones de lo real.

En este sentido son las imágenes, el imaginario que genera el espacio, a través de las prácticas estéticas presentes en él, los que modulan la capacidad de explicar el espacio, no a la inversa, aquí el arte en el contexto urbano tiene la tarea de reconquistar el sentido de los lugares y construir de alguna forma conexiones que nutran las interpretaciones del imaginario urbano entre el lugar y los sujetos, ya que “...solo los lugares poetizados son habitables..."(4)


(1)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, artículo publicado en la revista Dialogo N# 23 (www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf)
(2)García Canclini Néstor, Imaginarios Urbanos, Euseba Editorial de Buenos Aires, 1999
(3)Ibíd. 
(4)Pardo José Luis, A cualquier cosa llaman arte.
Ensayo sobre la falta de lugares, de Habitantes de Babel, 
Políticas y poéticas de la diferencia, Laertes, S.A. de ediciones, Barcelona, 2000

La ciudad, espacio en constante construcción


“Lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente” 
 (Michel De Certeau. La invención de lo cotidiano, artes de hacer)

  
by lenys lópez taborda
Al viajar a través de la ciudad, sea cual sea está, encontramos dentro de ella, formas de organización, de percepción y de poder que se configuran y se establecen en vinculación a procesos sociales e históricos, a partir de los cuales se han generado estructuras urbanas, que se fundamentan en la experiencia y muchas veces ligadas a una intención estética, en busca de engendrar una experiencia de habitar, de interacción e intercambio de mensajes dentro del entorno urbano, que de alguna forma funda una tensión entre realización y expresividad, a partir de esta problemática urbana, se podría pensar las sociedades urbanas como lenguajes; como señala Mela(1), pensar en la ciudad como un lugar donde ocurren tanto fenómenos físicos como expresivos, que establecen un modo de ocupar el espacio1, creándose una tensión con la racionalización, en relación a la constitución del orden dentro de un territorio urbano, a la crisis y surgimiento de la ciudad, al aumento de códigos comunicacionales, este es un aspecto importante dentro de la reflexión sobre lo urbano, y como se está construyendo esté. 

En un principio, la ciudad es un lugar de visibilidad que se funda en la comunicación y la experiencia, en donde la presencia que hace lo estético en la urbe, puede de alguna forma aproximarnos a la dimensión cultural y social de las ciudades, a pesar de que estas se encuentran en constante mutación, se podría hacer un acercamiento a las nociones, tácticas y estrategias a partir de las cuales se generan practicas que se instalan en lo urbano, y que rozan los límites del arte y política. Me refiero a estos límites, ya que la ciudad se ha convertido en un espacio donde se abren paso narraciones, relatos, en donde se establecen formas de decir, a lo que De Certeau llama “maneras de hacer”, la cual tomo como una posibilidad para contar las practicas que se configuran en la ciudad, a partir de un lenguaje visual no oficial y el conjunto de percepciones, sensaciones y afecciones que fundadas intrínsecamente en la experiencia, modifican las formas de orden instituidas desde la racionalidad para la ciudad, así como acercarme un poco a la reflexión de cómo estas prácticas abordan la ciudad, derivando esto en aproximaciones sobre cómo se construye la ciudad contemporánea?, tomando en consideración reflexiones provenientes de diversas vertientes. 

Con la pretensión de abordar determinadas prácticas realizadas en el contexto urbano, en las que de alguna forma se re-acomoda o se modifica este contexto, desde un posicionamiento que se funda en el hecho de abrir nuevos sentidos que se revelen contra lo establecido, como una forma de inventar caminos en la ciudad, y afectar el tiempo y el espacio, provocando dentro de la experiencia del habitar y el andar momentos o instantes que se podrían considerar poéticos, y que producen cierto extrañamiento, cierto despertar dentro de la cotidianidad, propongo un ejercicio de pensamiento, fundada en una forma de intersticio social, como lo propone Bourriaud, que se nutre en este caso de las circunstancias físicas que ofrece la ciudad, y se presenta como una experiencia que debe ser vivida, generando así un tipo de vínculos entre el transeúnte y el espacio. Y que además, conlleva abrirnos a la reflexión de que es la ciudad?, como se construyen los imaginarios urbanos?, sobre lo instituido y lo instituyente en la cultura urbana y en el patrimonio.

Pienso que para emprender un acercamiento a las prácticas artísticas que se desarrollan en el contexto urbano, el punto de partida inicial se encuentra en revisar algunas nociones antropológicas, sociológicas y filosóficas en relación al contexto urbano, un territorio que ha pasado a convertirse en el tablero de operaciones construido o proyectado discursivamente desde las estrategias del poder(2), como señala Carrillo, el espacio pasa a ser una construcción generada a partir de la acción, interacción y competición entre distintos agentes, estos agentes podríamos plantearlos desde dos nociones que he señalado anteriormente; lo instituido y lo instituyente, vinculando la noción de lo instituido al patrimonio visible, tangible de la ciudad y la noción de instituyente a lo creativo que se apoya en algo instituido a partir de lo cual se puede imaginar, fundándose en la reinterpretación, reelaboración del patrimonio visual en función de lo actual(3), tomando en cuenta que lo actual es un momento de transición. 

En cuanto a las diversas contribuciones que he encontrado en relación a la ciudad, estas han abierto algunos caminos para afrontar este territorio desde la práctica artística, que me han permitido vislumbrar el conjunto de consideraciones, posibilidades y riesgos que ofrece el contexto urbano. Podría establecer como aspecto inicial la posibilidad de visibilidad que da la ciudad, que de alguna forma se encuentra vinculada a la de actualidad, y que conlleva lo que había indicado arriba sobre la transición, lo que hace que constantemente se esté re-acomodando, modificando la ciudad en estrecha relación a las formas de vida y usos del espacio; lo cual constituye una forma de hacer política, refiriéndome puntualmente a las practicas estéticas que intentan crear una pequeño disturbio, o una pequeña zona de resistencia dentro la megalópolis que es la ciudad contemporánea, en un afán de inventar caminos, cambiar los recorridos y establecer puntos de referencias dentro de la ciudad con una intención estética, dando lugar a desbordar de una forma temporal el orden y legalidades instituidos para la racionalidad de la ciudad, pienso que la sensación que se genera, es la un cierto extrañamiento o sorpresa en los recorridos, que implica el encuentro a lo particular de ciertas historias o luchas, lo cual intrínsecamente se encuentra ligado a la formulación de experiencias políticas en el marco de experiencias estéticas dentro de la cotidianidad. 

Otro enfoque que me parece relevante es el de la ciudad como generadora de formas de comunicación específicas, y consustancialmente de sociabilización, a partir de las muchas representaciones e imágenes presentes, definiéndose así como un conjunto complejo de interrelaciones entre el espacio, acciones y actores; en donde el rol del contexto espacio – temporal podría ser comparado con la de un escenario teatral, como señala Mela, semejante al escenario, los elementos son analizados en base a su simbolismo y a partir de esta característica son tomados como términos de referencia de la acción(4). 

Y así, la ciudad con una gran capacidad de establecer vínculos comunicativos, en la cual emerge un espacio de sociabilización, se implicaría igualmente en el proceso de construcción de sujetos, a través de las percepciones que la ciudad alimenta, y en la forma como se construye el imaginario urbano colectivamente, se podría decir que los sujetos sociales circunscriben la lectura que dan a la ciudad, como un importante referente de su experiencia existencial, negociando percepciones y vivencias en el habitar cotidiano. 

Produciéndose una modificación de la mirada, lo que Raciere define como micro-situaciones, en donde la re-disposición de los objetos y de las imágenes que forman el mundo común ya dado, tienden a modificar nuestras actitud con respecto al entorno colectivo, y de alguna forma contribuyen a formular un imaginario urbano que está en constante transición. 

Esta re-disposición de los lugares, parte de un juego de visibilidad, que podría constituirse como una forma de ocupar un lugar, ya que plantea la redistribución material y simbólica de relaciones entre cuerpos, imágenes, espacios y tiempo(5), ligado a la cuestión de lo común, pero alejándose en el caso de las practicas estéticas en la ciudad, a una estado de imposición o de ordenamientos planteados como lo hace el lenguaje visual oficial, aquí la política deviene de “...reconfigurar la división de lo sensible, en introducir sujetos y objetos nuevos... la de una política del arte que consiste en interrumpir las coordenadas normales de la experiencia sensorial...”(6), y retomando un poco las posibilidades de visibilidad que ofrece la ciudad, el arte que interviene en el contexto urbano, constituye dentro de lo que Ranciere llama la división de lo sensible, una especie de fisuras, interrupciones que genera ciertas proposiciones de juego en el espacio, entre la visibilidad y la invisibilidad, lo cual deriva en la autonomía de la experiencia sensible que se propone en la ciudad, en la que emerge la posibilidad de emancipación, y que se establece mediante una acción política que involucra nuevos actores y nuevas prácticas, a través de la constitución de una esfera especifica con una determinada reconfiguración. 

Representa de alguna forma una ruptura con el mundo, mediante creaciones que prefiguran otro mundo, que podrían traducirse como pequeños espacios de resistencia, que a través del establecimiento de nuevas formas de visibilidad, emprenden redescubrimientos estético y ocupaciones de carácter político, que como señala Holmes(7), establece un paisaje de mentalidades, emergiendo así, un territorio de posibilidades que conlleva el cambio del mapa social, aquí Holmes se refiere puntualmente a las prácticas artísticas activistas, me atrevería a pensar el arte urbano como una práctica activista, por la apertura y expansión de territorios que produce, de carácter afectivista en el que se elaboran, construye y modulan nuevas configuraciones, en el que intervienen códigos culturales. 

Ya planteados algunos puntos que me parecen iluminadores para aclarar un poco el asunto, a partir de ciertas nociones que he tanteado en vinculación al espacio urbano, tales como la de visibilidad e invisibilidad, lo instituido y lo instituyente, actualidad y transición, pasare a revisar ciertos planteamientos que pienso podrían servir como una especie de instrumentos conceptuales, con el fin de comprender el rol que juega el espacio urbano, las alternativas de acción que este ofrece y la estimación de los posibles agentes que favorecen o dificultan las acciones u operaciones en relación a la articulación espacio- temporal, en busca de precisar algunas claves o vías fértiles, para entrar en el juego de posibilidades que ofrece el tablero de operaciones que constituye la ciudad, desde una práctica artística, como el arte urbano. 

(1)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, 
artículo publicado en la revista Dialogo N# 23
(www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(2)Carrillo Jesús, Espacialidad y arte público, de Modos de hacer, esfera pública y acción directa. 
Ediciones Universidad de Salamanca. I edición, enero 2001. Salamanca – España 
(3)García Canclini Néstor, Imaginarios Urbanos, Euseba Editorial de Buenos Aires, 1999
(4)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, artículo publicado en la revista Dialogo N# 23 (www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(5)Ranciere Jacques, Sobre políticas estéticas, Museo D’Art Contemporani de Barcelona.
 Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona, Bellaterra (Cerdanyola de Vallès), 2005. 
(6)Ibíd. 
(7)Holmes Brian, Manifiesto afectivista 
(www.des-bordes.net/desbordes/pdf01/brian%20holmes.pdf)