Espacio urbano: superabundancia de acontecimientos y rasgos marcadores.

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En el discurso contemporáneo en relación a la ciudad, el espacio constituye un aspecto de continua reflexión, y a partir del cual Auge, propone una segunda figura del exceso, después del tiempo. Partiendo de la superabundancia espacial como efecto de lo universos ficticios que se generan a partir de una información con imágenes, universos simbólicos y de sentido, producidos en torno a un conjunto de códigos instaurados, y que constituyen claves para establecer límites, instrucciones, ordenes, usos y funciones; convirtiéndose la experiencia de la organización del espacio, en la superabundancia del acontecimiento del presente(1), aquí Auge plantea una concepción del espacio, en la que toma en consideración la proliferación de referencias imaginadas e imaginarias, la espectacular aceleración de los medios de transporte, lo cual conduce a modificaciones físicas considerables y propicia la existencia de los no lugares, “instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes”(2), siendo así el espacio terrestre parte de un proyecto que responde a ciertas pautas, y dentro de esta superabundancia espacial, se establece un lugar, donde se piensan nuevas posibilidades de crear extensiones y conexiones dentro del territorio, recurriendo para ello a nociones de diseño y de urbanismo, generándose la superabundancia de acontecimientos, de lo cual da fe la ciudad contemporánea, en la que encontramos una multitud de hechos físicos programados, así como espontáneos o accidentales, tendiendo estos últimos a establecer un recorrido receptivo de los espacios distinto al cotidiano, haciéndose vigente expresiones tales como desplazamiento, territorios, lugares y en oposición a esté, el de no lugares.
 
Tales expresiones ayudan a establecer ejes de sentido, dentro de la fragmentación del espacio que plantea la ciudad contemporánea, en donde “la unidad del espacio terrestre se vuelve pensable”(3), donde los espacios son diseñados en relación a su función y a las dinámicas de circulación que puedan generar, haciéndose necesario así, la producción individual de sentido, para hacer frente a estos lugares fríos, que funda la sobremodernidad planteada por Auge, lugares de tránsito en donde los sujetos entran y salen.
 
Con producción individual de sentido, me refiero a la forma en que los sujetos recomponen los lugares, tomando en consideración que cada ciudad posee una forma estética externa, que es reconocida en las formas arquitectónicas presentes, y que dentro de esta formación del espacio, basada en la ecuanimidad del material, se mezclan en la práctica, de la configuración del ámbito urbano una yuxtaposición de métodos para satisfacer las necesidades de los sujetos(4), siendo el trazado geométrico artificial con el cual es estructurado el espacio de la ciudad, en base a planeamientos urbanísticos que plantean la formulación de elementos ideales según las leyes de la materia, modificados por actuaciones espontaneas o también programadas por agentes privados, generándose un conglomerado de elementos en busca de posibilidades de visibilidad a través del aprovechamiento excesivo del espacio. 

Así, se podría considerar como contrapunto a los procedimientos de información, comunicación y de publicidad que usan como soporte el espacio urbano y que llevan como premisa el aprovechamiento del espacio, la proliferación de un tipo de investigación artística desarrollada en contexto urbano y que surge en forma critica a la compleja serie de procesos de un mundo desbocado, un mundo globalizado, donde se transmiten rutinariamente información e imágenes, y que presionan lateralmente, creando nuevas zonas económicas y culturales(5), emergiendo así un modo de reflexión artística que nace a partir de establecer una crítica a los procesos de globalización y que usa los mismos medios que estos emplean, como si de cierta forma la enfermedad podría ser también la cura; generando arte urbano, que usa como soporte los elementos materiales de la ciudad un juego, de alguna forma estratégico cargado con una intención estética, y que entiende el espacio como una estructura de uso colectivo y medio de expresión público, en busca de generar experiencias espaciales capaces de reactivar, de crear huellas visuales en el espacio, aquí me refiero a intervenciones que de cierta manera podrían generar modos específicos de actuación y reacción al momento de usar y transitar los espacios urbanos por los sujetos.

(1) Augé Marc, Los no lugares, espacios del anonimato, una antropología de la sobremodernidad, 2008, Editorial Gedisa, Barcelona. 
(2) Ibíd. 
(3) Ibíd. 
(4) La arquitectura de la gran ciudad. Ludwig Hilberseimer. Editorial Gustavo Gili. S.A., Barcelona, 2 edición 1999 
(5) Giddens Anthony, Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, 2003, quinta edición


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